Reformar la "Reforma Procesal Penal" o una nueva "Agenda Corta" anti disidencia social

La última vez que se “reformó” la Reforma Procesal Penal fue el año 2008 en el gobierno de Bachelet con apoyo transversal e incondicional de todo el sistema de partidos políticos con representación parlamentaria, potenciada en una campaña de los medios de comunicación y centros de estudios de derecha. Esa reforma se llamó “Agenda Corta Anti delincuencia”. En aquel invierno –el paquete legal fue promulgado en julio- nos involucramos como Defensoría Popular en cuanto foro y espacio de debate nos invitaran para denunciar las tropelías que se cometerían en nombre del “orden social”. La reinstalación de la detención por sospecha (vehículo de control arbitrario que se uso hasta la década del noventa) ahora se llamaba “Control de identidad” y serviría para contener y reprimir a los indeseables. Denunciamos las potestades procesales con las que se investía al ministerio público, amarrando a los juzgados de garantía a los deseos del fiscal que quisiera apelar la libertad de un imputado. Esto junto con una larga lista de modificaciones que simplemente limitaban el espíritu garantista de la Reforma Procesal Penal, que sin ser una seguridad de imparcialidad ni de implantar una justicia exenta de doctrinas filo fascistas como “Derecho Penal del Enemigo”, al menos permitía jugar con reglas mínimas conocidas por todos los actores del sistema.
Esa voz de alarma se segó entre la normalidad que impone el devenir político y social del país. Lo único que podemos decir es que después de 4 años tuvimos, lamentablemente, razón en la preocupación que manifestamos en aquel momento, pues aquella reforma fue ampliamente utilizada para criminalizar la protesta social. en especial desde el año 2011.
Ahora, nuevamente, el gobierno de turno quiere hacer pasar gato por liebre. El mecanismo es el mismos de hace 5 años previo al envío del paquete de reforma presentada por la Concertación: campaña comunicacional potenciada por los medios del sistema que visibiliza el “descontrol” de la delincuencia; críticas de todos los sectores políticos del sistema al “papel pasivo y permisivo” de los tribunales de garantía; urgencia de modificar “espacios” de garantía que son usados por los “delincuentes”, es decir, un individuo que sin ser culpable de algún delito (pues están en investigación hechos donde solamente existen imputados) es suficiente la denuncia para mantenerlos restringidos en la más severa a las restricciones de garantía, la prisión preventiva.
Este es el mismo esquema, paso a paso se repite la lógica que permitió aberraciones procesales que ya mencionamos.
Denunciamos ahora que este es un plan político que permitiría profundizar las restricciones de las libertades en el marco del debate de otro proyecto de Ley llamado “Hinzpeter” y que probablemente signifique medidas similares a las que están en trámite legislativo, pero producto de la “presión” social y mediática pudieran ser aprobada de manera más rápida que el proyecto anti movilización con un efecto policial y procesal similar.
Denunciamos las manipulaciones de funcionarios políticos del Gobierno, en especial el Presidente Piñera y su ministro del Interior, que califican un homicidio donde existe una persona imputada, presionando a la jueza de garantía que ha evaluado correctamente un principio rector de todo orden procesal equitativo: se es inocente hasta que no se establezca la responsabilidad en algún hecho calificado como delito.
Esta es la misma lógica que hemos visto en otros hechos de connotación social en que el tratamiento político y mediático sancionan antes que el juicio siquiera comience.
Llamamos a todos los sectores sociales y políticos a no dejarse engañar por este intento que solamente significará nuevas restricciones y mayor control y criminalización de los actos de disidencia y desobediencia.

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