Sábado 3 de julio se realizará una Cena para financiar labor de la Defensoría Popular, 20:00 hrs. en la cede de la CUT, Alameda 1346.
Este sábado 3 de julio se realizará una Cena para financiarlabor de la DEFENSORÍA POPULAR, los invitamos desde las 20:00 hrs. en la cede de la CUT, Alameda 1346. Valor del plato $ 5.000
Anima: Manuel García
En un país que de tarde en tarde se deviene en el optimismo artificial de las estrellas de la televisión o la dispersión circense del escándalo de trasnoche, pero se ocultan tras bambalinas una serie de fechorías orquestadas desde el poder oficial.
La fuerza, el control y la contención son conceptos que nuestra opaca democracia se ha acostumbrado a implementar. De reconocimiento al derecho a la disidencia, a la protesta social y la exigibilidad de políticas públicas reales sólo de habla en el discurso. Y esto si que es transversal, no existe mucha diferencia entre Pérez-Yoma y Rodrigo Hinzpeter, es decir que las amenazas que cada cual lanzan contra el “desorden” son simétricas.
Como resultado, el Estado avanza en la especialización de tareas. En el ámbito de la represión, control y contención ha dejado a toda una estructura que se complemente de forma certera: Policías, inteligencia y tribunales. Coadyuvan: medios de comunicación serviles que operan en crear condiciones sujetivas que permite a la población asistir a una fiesta de fuerza que es aplaudida como expresión de una sociedad “segura”.
Al medio de todo este lío de instituciones se encuentran los que tienen compromisos y asumen desde distintas posiciones una actitud muchas veces desafiantes al Estado: estudiantes, mapuche, trabajadores, pobladores sin casa. La respuesta es clara y contundente: fuerza, control y contención.
Por todo esto que hace dos años que trabajamos en Defensoría Popular por crear una red de protección que garantice un mínimo de asistencia legal de los que luchan, reclaman y manifiestan la disidencia al sistema.
Hemos atendido a miles en este tiempo. Hemos denunciado la barbarie del aparato que tortura. Hemos acompañado en comisarías y tribunales a centenas de integrantes de colectivo o individuos que por distintos motivos han optado por reclamar y romper con el cerco de invisibilidad que parece cubrirlo todo.
No ha sido fácil, pero ha sido un aprendizaje.
Desde un principio dijimos que no mendigaríamos los recursos del Estado del cual desconfiamos, institucionalidad que no trepida en obstaculizar nuestra labor. Por lo mismo buscamos sustentarnos con el aporte de ustedes.
En un país que de tarde en tarde se deviene en el optimismo artificial de las estrellas de la televisión o la dispersión circense del escándalo de trasnoche, pero se ocultan tras bambalinas una serie de fechorías orquestadas desde el poder oficial.
La fuerza, el control y la contención son conceptos que nuestra opaca democracia se ha acostumbrado a implementar. De reconocimiento al derecho a la disidencia, a la protesta social y la exigibilidad de políticas públicas reales sólo de habla en el discurso. Y esto si que es transversal, no existe mucha diferencia entre Pérez-Yoma y Rodrigo Hinzpeter, es decir que las amenazas que cada cual lanzan contra el “desorden” son simétricas.
Como resultado, el Estado avanza en la especialización de tareas. En el ámbito de la represión, control y contención ha dejado a toda una estructura que se complemente de forma certera: Policías, inteligencia y tribunales. Coadyuvan: medios de comunicación serviles que operan en crear condiciones sujetivas que permite a la población asistir a una fiesta de fuerza que es aplaudida como expresión de una sociedad “segura”.
Al medio de todo este lío de instituciones se encuentran los que tienen compromisos y asumen desde distintas posiciones una actitud muchas veces desafiantes al Estado: estudiantes, mapuche, trabajadores, pobladores sin casa. La respuesta es clara y contundente: fuerza, control y contención.
Por todo esto que hace dos años que trabajamos en Defensoría Popular por crear una red de protección que garantice un mínimo de asistencia legal de los que luchan, reclaman y manifiestan la disidencia al sistema.
Hemos atendido a miles en este tiempo. Hemos denunciado la barbarie del aparato que tortura. Hemos acompañado en comisarías y tribunales a centenas de integrantes de colectivo o individuos que por distintos motivos han optado por reclamar y romper con el cerco de invisibilidad que parece cubrirlo todo.
No ha sido fácil, pero ha sido un aprendizaje.
Desde un principio dijimos que no mendigaríamos los recursos del Estado del cual desconfiamos, institucionalidad que no trepida en obstaculizar nuestra labor. Por lo mismo buscamos sustentarnos con el aporte de ustedes.
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