Una sospecha recorre el planeta, como el fantasma aquel de la utopía. Esta sospecha dice que la Tierra está viva, tiene una fuerza que se expresa como conciencia de si y que reclama por la relación con los que habitamos su corteza. Ese reclamo se manifiesta en el movimiento de sus ciclos, en el perenne vaivén del oleaje, en el incesante correr de los ríos, en el batir de las nubes.
Desde siempre nos asumimos como hijos privilegiados de Gea, y pretendimos que el medio nos sirviera cual fuente incesante de recursos y bienes que se sumaban sin remordimiento al progreso pregonado por todos en especial en los últimos doscientos años. Pero en un breve tiempo todo se ha venido abajo, y nos encontramos ante la precariedad de un mundo que exige, conciencia da la vida, del organismo en el que habitamos, que hagamos algo, que no podemos seguir por el camino pretencioso, que no somos los único hijos, ni siquiera somos los privilegiados, somos uno más de muchos sistemas vivos que deben coexistir en un equilibrio, pues si no, el final será doloroso.
Sed y hambre, calor y desierto se cierne como revancha silenciosa que nos saca de la cómoda ubicación que muchos asumimos. Pero basta, es ahora cuando debemos construir desde el pequeño acto, el mínimo gesto, que es conciencia que se sumará a los millones de pequeños momentos que logren contener el dolor de este planeta cansado de nuestra indolencia.
Pero cuidado, también debemos exigir actos concretos de las autoridades y a los poderosos que defienden el poder de su élite. Son los que miran para otro lado e inventan caminos tortuosos para evitar la evidencia de la urgencia. A ellos se les exige compromiso y celeridad, si no es así: FUERA. Se escudan en la pobreza que sobre millones de seres se expone el circo del mercado, la falsedad del canto diáfano que vende el peligro como una oportunidad para el progreso: MENTIRA. Es ahora cuando se deben buscar nuevas maneras de relación con el planeta, con el medio. O tal vez recrear las formas que por miles de años colocó al ser humano, a la comunidad, como componente respetuoso del medio. No era el sujeto y el medio, era el todo.
Esa búsqueda requiere compromiso ahora.
El sábado 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, que es el todo.
Podríamos intentar partir manifestando estos compromisos personales y exigir el compromiso de las autoridades por que se cambie de rumbo, es difícil, pero se debe buscar, si hemos estado miles de años en equilibrio por que no ahora.
Sábado 5 de Junio
11:30 Marcha desde la Plaza de la Cultura
(Frente a la Moneda) por calle Alameda
13:00 Acto en Plaza Brasil: Música, danza, stand informativos.
(Camila Moreno, Joe Vasconcellos, Alonso Nuñez)
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