Apunte: Venezuela, el cerco y el proceso

UNO. La exageración de los medios de comunicación con el proceso que encabeza Hugo Chávez Frías es simplemente inaudita. Esa fuerza concertada de información parcial e intencionada, que expresa la histeria por modelos de transformación que coloca al centro de la preocupación del Estado la valoración de los sectores que no han participado en la distribución de las riquezas, se hace patente en los oligopolios mediáticos de nuestro país, por ejemplo, y que es similar a la actitud de muchos medios informativos en el mundo. Es como si un nuevo fantasma recorriera el planeta…
Recuerdo un par de discusiones que he tenido en los últimos meses con personas informadas que se han construido una opinión desde la credibilidad que se le da a estas fuentes. La distancia física al proceso dificulta una lectura sosegada, pero las fuentes alternativas existen, que permitan un análisis mínimo de ecuanimidad, para después pasar al compromiso o la indiferencia de un camino que intenta retomar la senda de las grandes reformas que en la historia de América se han impulsado en el último siglo.
En esas discusiones a sido la inflexión la decisión del Gobierno Bolivariano de Venezuela de caducar la licencia de Radio Caracas Televisión (RCTV). Resulta que al momento del frustrado golpe de abril de 2002 esta cadena privada que contaba con una concesión pública desde abril de 1987 –cuya vigencia de 20 años caducaba este año- participó activamente en la difusión de contenidos comprometidos con la sedición, llamando abiertamente a desobedecer y subvertir un orden democráticamente constituido. ¿Todo aquello suena familiar para la historia de nuestro país?
Llegado el momento –cinco años desde la intentona golpista- y amparada en una potestad reglamentaria, el ejecutivo venezolano no renovó la licencia por otros veinte años. Simple y limpio. En nuestro país se conceden concesiones radiales y televisivas y siempre existe la posibilidad –dentro del estado de derecho que tanto le gusta pregonar a mis leguleyos pares- de caducar esas emisoras. En el mundo es de ocurrencia habitual que se clausuren licencias y permisos de emisión y no vulnera normas ni nadie se escandaliza, más solo los poderosos que intentan mantener sus prebendas originadas en el Poder de cuna.
La información es hoy un tema de delicado manejo. Si se trata de informar por procesos que intentan “corregir” el curso de la “historia” de los pueblos se les llama caminos “trasnochados”, “al limite de la democracia”, “aventura de alto costo social”, “personalismos irresponsables”, etc. Intercalados por imágenes que muestran el “descontento” y el caos en las ciudades, pero ninguno de esos reportes muestra la fortaleza de los procesos, la oportunidad para millones de excluidos que comienzan a vivir un nuevo tiempo social.
DOS. Democracia. 9 instancias electorales en poco menos de 10 años. Pero no es esa la democracia que se exige desde el Pacto de Washington, Banco Mundial, FMI y Comunidad Europea. Se habla de hiper-democracia para referirse a un fenómeno que es contrario a la democracia censitaria –debiera ser la frase completa. Pues es democrático solo cuando se quiere establecer el desprendimiento del Poder ciudadano en el sistema "representativo", que es asumida por el institucionalidad –Parlamento, Gobierno central, o Tribunales en algunos casos- pero cuando se tiene que resolver transformaciones que posibiliten una nueva concepción del Poder, ¡eso no pues!, ¡ve que debilita las bases del sistema!, ¡involucrando modelos que se han probado en sus defectos!. Mala cosa pues señores. Palos por que mucho, palos por que poco. Finalmente pareciera ser que democracia opera si se dan elecciones para elegir al representante, pero si es consultivo y vinculante para proponer contenidos que permitan impulsar nuevas concepciones de administración de Poder, no, eso no es democracia, eso es populismo.
Pura decoración parecen decir.
TRES. Se consulta por un nuevo modelo de administración institucional. Chávez a eso le llama “Socialismos del siglo XXI”, y cosas del proceso, pierde en un estrecho resultado. Chávez dice, realismo político, no es aun el momento pero se debe seguir avanzando.
Con Pablo Silva conversamos un par de veces sobre el tema y pensaba que la ocurrencia de estas transformaciones requiere de un cambio de conciencia de los sujetos que componen la colectividad, la Polis. Fue tan fuerte esa idea que en la primera mitad de años intentamos hablar con la embajada –en ese momento se encontraba en transición de representante por el lío de las declaraciones del embajador sobre el papel del PDC en el golpe de Estado en Chile. La cosa es que queríamos explorar la posibilidad de aportar con Gestión de Procesos una herramienta que permitiera a la administración del Estado mejorar la gestión del recurso humano desde la mirada del sistema en el que cada cual está involucrado.
CUATRO. Debemos reconocer que no es fácil. Los chilenos podemos dar dolorosa fe de eso. Cuando se tocan fibras tan sensibles para el orden mundial es muy posible que se generen anticuerpos que defiendan el estatus quo.
Además de las deficiencias que pueda provocar una transformación de la magnitud que se propone en Venezuela, en que sujetos sin mayor compromiso ven la oportunidad de enriquecerse generando situaciones de corrupción o falta de control. Todo esto, más un evidente voluntarismo que no ayuda, pues se hace débil al momento de la profundización del proceso con argumentos que exigen nivel de compromiso y sacrificio.
El camino que viene no es expedito. Deberán lidiar con el cerco comunicacional que seguirá demonizando a Chávez y su retórica de la “venganza histórica”, donde él como comunicador dice verdades que no están a la altura de las formas “diplomáticas” pero que tienen un profundo efecto liberador que se digan de una vez por todas.

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