UNO. Eric Hobsbawm describe el sentido –es una hipótesis- de los cambios que se observan a lo largo de la era pasada. De hecho ése es su gran aporte como historiador, el de situar el inicio y el fin de una época completa, la que termina a principios de la década de los noventa con el fin de los “socialismos reales” –derechización de oriente.
Sitúa la época en cuestión entre la Revolución Francesa –expresión política de los avances de la técnica que implico la Revolución Industrial- y su fin es la caída del muro, esto solo como gesto simbólico de un proceso que se observa desde los setenta en el mundo Occidental. Su hipótesis tiene que ver con la brevedad –tiempo histórico- del siglo xx, y la era en la que se contiene, y la re-configuración radical del medio humano.
Definitivamente todo lo antes dicho son solo coordenadas metafóricas de un relato que es definitivamente mucho más complejo que cualquier elucubración –acto seguido planteo mis propias preguntas sobre el sentido de nuestro presente y sus implicaciones futuras.
DOS. A finales de los noventa, circulaban en el medio académico un debate que tenia un eminente enfoque epistemológico. Fue un tiempo que se caracterizó por el cuestionamiento de las capacidades de la razón –empirismo y racionalismo- del hombre a la luz de los sucesivos fracasos de los modelos de desarrollo que se inspiraban en la primacía del saber científico y la técnica sobre el medio. Este modelo, positivista, domina al arco de manifestaciones ideológicas que se instalan en el transcurso del siglo, es decir desde el modelo marxista –con todas las variantes e influencias que logran en todos lo rincones del planeta; las definiciones del liberalismo capitalista occidental; y hasta la mística oscura y decadente de las aproximaciones nacional fascistas de los años veinte y treinta. Todos promulgaban, quien más quien menos, la primacía de la razón y la ciencia como soporte-progreso del desarrollo.
Y es desde la filosofía de la ciencia en que se encuentra una plataforma para disparar sobre esa hegemonía. Se produce una relectura de, por ejemplo, Popper –desde la tradición positivista liberal; y quien es uno de sus más enconados críticos y a la vez representante de una mirada ácrata de la ciencia, Feyerabend. O el aporte fresco de Francisco Varela y una epistemología desde lo vivo.Indudablemente que me afectaron estos diálogos, una serie de preguntas que tenían que ver con el sentido de los acontecimientos, en todo caso con las expectativas más optimistas sobre la marcha del mundo, esto último muy influenciado por el advenimiento del año 2000. Sabía, lo asumía como probable, que el siglo veinte –tiempo histórico- ya había fenecido a principios de los noventa y que lo que quedaba era adaptarse a un nuevo mundo regido por la supremacía del capitalismo, y el esfuerzo de mis energías y de mis contemporáneos era la de buscar nuevos caminos, creativos y novedosos, para enfrentar un tiempo complejo, donde el “fin de la historia” exigía colocar el acento en los varios miles de millones de excluidos de la fiesta de celebración.
Grosso error. Los acontecimientos llevarían la historia a nuevas preocupaciones. Los excluidos se revelan de distintas formas, y la que sería una de las más violentas, la que emana del voluntarismo fundamentalista, llevaría al mundo a tensiones de “alta intensidad”. En este contexto es que estallan los hechos por todos conocidos y que redefinen radicalmente el escenario simbólico de los poderes que presionan a la humanidad.
La carga simbólica no es menor, pues se debe tener claro que el poder de las grandes corporaciones -que determinan la marcha de políticas públicas en todos los rincones del planeta, en especial la metrópolis del imperio- existe con distintas evidencias desde el advenimiento de la Revolución Industrial. Por lo tanto el descontrol que significan las nuevas formas de enfrentar el dominio de la hegemonía occidental, es solo la manera más radical y con una matriz ideológica que emana desde una corriente orientalista. Aquí existe la hipótesis que al enfrentar, desde el sur subdesarrollado, el mundo islámico, por ejemplo, intenta compensar las asimetrías del poder con la violencia suicida.
TRES. La pregunta central que se debe hacer en este punto es si este nuevo mundo es el que nos acompañará y por cuanto tiempo. El enfrentamiento cada vez más destemplado por recursos naturales que requieren las potencias para desarrollar sus modelos de crecimiento sin precedentes, está presionando por salidas dramáticas, que contemplan la ocupación militar de vastas regiones; la intervención descarada a los llamados Estados “parias”; la implementación hegemónica de un modelo de gestión político que se basa en premisas culturales occidentales en todo el planeta –democracia liberal; la adopción del modelo neoliberal cómo paradigma efectivo de superación de las lacras que nos legó el siglo XX –es un silogismo, pues es en gran medida la que crea las condiciones para que esas lacras se instalen y proyecten; y un largo etc.
Y es desde la filosofía de la ciencia en que se encuentra una plataforma para disparar sobre esa hegemonía. Se produce una relectura de, por ejemplo, Popper –desde la tradición positivista liberal; y quien es uno de sus más enconados críticos y a la vez representante de una mirada ácrata de la ciencia, Feyerabend. O el aporte fresco de Francisco Varela y una epistemología desde lo vivo.Indudablemente que me afectaron estos diálogos, una serie de preguntas que tenían que ver con el sentido de los acontecimientos, en todo caso con las expectativas más optimistas sobre la marcha del mundo, esto último muy influenciado por el advenimiento del año 2000. Sabía, lo asumía como probable, que el siglo veinte –tiempo histórico- ya había fenecido a principios de los noventa y que lo que quedaba era adaptarse a un nuevo mundo regido por la supremacía del capitalismo, y el esfuerzo de mis energías y de mis contemporáneos era la de buscar nuevos caminos, creativos y novedosos, para enfrentar un tiempo complejo, donde el “fin de la historia” exigía colocar el acento en los varios miles de millones de excluidos de la fiesta de celebración.
Grosso error. Los acontecimientos llevarían la historia a nuevas preocupaciones. Los excluidos se revelan de distintas formas, y la que sería una de las más violentas, la que emana del voluntarismo fundamentalista, llevaría al mundo a tensiones de “alta intensidad”. En este contexto es que estallan los hechos por todos conocidos y que redefinen radicalmente el escenario simbólico de los poderes que presionan a la humanidad.
La carga simbólica no es menor, pues se debe tener claro que el poder de las grandes corporaciones -que determinan la marcha de políticas públicas en todos los rincones del planeta, en especial la metrópolis del imperio- existe con distintas evidencias desde el advenimiento de la Revolución Industrial. Por lo tanto el descontrol que significan las nuevas formas de enfrentar el dominio de la hegemonía occidental, es solo la manera más radical y con una matriz ideológica que emana desde una corriente orientalista. Aquí existe la hipótesis que al enfrentar, desde el sur subdesarrollado, el mundo islámico, por ejemplo, intenta compensar las asimetrías del poder con la violencia suicida.
TRES. La pregunta central que se debe hacer en este punto es si este nuevo mundo es el que nos acompañará y por cuanto tiempo. El enfrentamiento cada vez más destemplado por recursos naturales que requieren las potencias para desarrollar sus modelos de crecimiento sin precedentes, está presionando por salidas dramáticas, que contemplan la ocupación militar de vastas regiones; la intervención descarada a los llamados Estados “parias”; la implementación hegemónica de un modelo de gestión político que se basa en premisas culturales occidentales en todo el planeta –democracia liberal; la adopción del modelo neoliberal cómo paradigma efectivo de superación de las lacras que nos legó el siglo XX –es un silogismo, pues es en gran medida la que crea las condiciones para que esas lacras se instalen y proyecten; y un largo etc.
CUATRO. A nivel domestico nos encontramos en una situación paradójica. Es inminente que el modelo de desarrollo que prevalece en nuestro país deberá tender al agotamiento, y esto por el carácter depredador del mismo, el sustento de su “bonanza” esta contenido sobre el supuesto de la capacidad “productora” -explotadora- de commodities con un mínimo de valor agregado. Esto hace que tarde o temprano esos recursos se terminen, o suceda que bajo la dependencia de un modelo exportador de una canasta de productos limitados relacionados a materias primas, que en cualquier momento los principios de sustitución –que en la medida que el costo de elaboración y explotación de un producto, se incentiva la creación y utilización de sustitutos que suplan el alto valor del original.Los bajos niveles que muestran los índices de satisfactores humanos –PNUD lo indica en sucesivas muestras, unido a una real falta de perspectivas de un grupo importante de la población, que sin estar carentes de ingresos, su calidad es deplorable. Hacen que el panorama se muestre incierto para el mediano plazo.Todo esto no quiere decir que sea inminente nada más que el descontento expresado en mínimos gestos, o muestras mayores de psicosomatismos en la población.De manera expresa están, por ejemplo, los estudiantes secundarios que han iniciado una certera crítica y movilización a una expresión del modelo, la educación.
CINCO. Una propuesta, o aporte, puede ser el vasto trabajo realizado estos años por Pablo Silva Morvan y un equipo de colaboradores. Su propuesta es simple, pero a la vez tiene una profunda implicancia. Es el cambio de mirada, y dice que donde hubo una referencia contemplativa, ahora se instale el esfuerzo. Donde antes se hablo sobre eventos sin reflexión, se reflexiones sobre sus sentidos. Hablamos de Proceso. Hablamos que la crisis de contenido y una posibilidad en el propio organismo que está en crisis, pero con un agregado ético, son los componentes del proceso –sus integrantes- los llamados a auto intervenir en él.
SEIS. Esta página quiere ser un espacio que indague, desde la constatación de las señales que dan eventos en el mundo –vivo- y su contrapartida desde esta maravillosa herramienta “Gestión Integral de Procesos”.
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